Mira que cada vez es más difícil sacarme de mis casillas, pero empiezo ya a hartarme de los que se lamentan ante cualquier proyecto que aparece por Kickstarter, Indiegogo o cualquier tipo de mecenazgo. La última ha sido el post de Kevin Levine sobre el nuevo proyecto del actor/director Zack Braff. Levine argumenta que el mecenazgo debería reservarse para los que no tienen contactos entre los posibles inversores (Hollywood en este caso) y no para cualquiera. Lo que me faltaba, una élite.
Poco ha faltado para que le respondan (en este caso el editor Michael Schreiber desde
BoingBoing). Schreiber señala perfectamente los fallos del argumento de Levine: una cosa es tener un posible acceso a financiación y otra cosa son las condiciones que te ofrezcan. Y el control del producto es lo primero que vas a perder cuando alguien mete mano de por medio, para empezar. Leed la entrada porque no tiene desperdicio
El mecenazgo representa un avance con respecto a los modelos tradicionales de publicación. ¿Que Tim Schaffer y Ron Gilbert quieren dinero para un juego? ¿Que Rob Thomas quiere su película de Veronica Mars? ¿Que Monte Cook quiere sacar Numenara? ¡Bienvenidos sean! Sólo faltaría que ahora un politburo se erigiese en juez de quién puede o no recurrir al mecenazgo.
"¡Pero Kickstarter está matando a las tiendas! ¡Si eres un empresario tienes que arriesgarte!" oigo clamar por millonesima vez.
Os voy a dar una pequeña lección sobre como funciona el maravilloso mundo de la edición/distribución de estos mundillos "frikis" (horrible palabra) por el simple hecho de que parece que muchos no tenéis ni idea y yo he trabajado 14 años en esto.
El esquema tradicional es el siguiente: editor publica, distribuidor sirve a tiendas, público compra y todos contentos. ¿No?
Pues no.
Me saltaré el proceso de toma de decisiones editoriales para otro día. Dejemos que el editor prepara sus novedades y debería mandar al distribuidor toda la información con tiempo suficiente para que éste la reenvie a las tiendas y recoja pedidos. Pero no es así. La mayoría de veces hay que perseguir a los editores y sonsacarles qué sale con apenas una semana de tiempo, dos a lo sumo, cuando no te llaman y te dicen "Mañana te llega el producto X" (o no te dicen nada y te lo encuentras que te lo acaba de traer el transportista). Porque en España son pocos, poquísimos, los que funcionan con un planillo editorial y lo cumplen o se preocupan por cumplirlo. Eso sí, se llenan la boca con sus preciosos catálogos o con comerciales que no tienen ni idea de qué demonios te ofrecen y sólo saben decir "esto va a ser el nuevo (introduzca nombre del libro/serie de moda)".
Ahora pasemos a la distribución. El distribuidor debe elaborar un boletín de alguna clase para informar de la novedad que va a sacar a la venta cada editorial con la que trabaja, de modo que se recojan los pedidos a tiempo, se haga una previsión y se pidan los ejemplares necesarios más una previsión de fondo al editor. Pero como ya he dicho muchas veces es imposible sacar al editor más que una lista de títulos, así que el distribuidor debe buscar la info por su cuenta y anunciar los productos... si le interesan. Porque el mundillo editorial es un nido de navajazos que van y vienen, editores que cambian de distribuidor de la noche a la mañana, distribuidores que priorizan un producto sobre otro y demás canalladas. Pero supongamos que todo va como la seda y has mandado el boletín a tiempo. Ahora el amigo librero debería haber pasado el pedido para tener contentos a sus clientes, ¿no?
Pues no.
Hay que perseguir a muchos libreros para que pasen pedidos a tiempo. Es una pelea contínua, recomendando (sí, eso que debería hacer una editorial), separando tiendas por categorías de producto, completando pedidos, todo para que puedan servirse las novedades.
Yo persiguiendo libreros hace algún tiempo
Vale, pero estamos hablando de mundo happy y todo sale como la seda. Tú, como comprador, has leído que esta semana sale el hiper-chulo-de-la-muerte Conan contra los Teletubbies en edición limitada y vas corriendo a tu tienda amiga dispuesto a comprarlo. Miras la estantería de novedad y, ¡horror! ¡No está! Así que te acercas al mostrador y se lo pides a tu amigo librero, no sea que los haya vendido todos.
-¡¿Cómo que sale esta semana?! ¡NO ME HAN DICHO NADA!- te espeta y coje el teléfono para poner a parir al insensato que responda a la llamada.
-Hola, buenas tard...
-¡¿DÓNDE COÑO ESTÁN MIS EJEMPLARES DE CONAN CONTRA LOS TELETUBBIES?! ¡ME VÁIS A HUNDIR EL NEGOCIO!
-Ah, cierto. ¿Recuerdas que te dije si te mandaba un par y me respondiste "De esa mierda ni se te ocurra ponerme"?
No exagero. Historia verídica sucedida a diario en mi antiguo trabajo, cuando no llaman directamente al editor a quejarse.
Otra cosa, en la mayoría de los casos vuestro "amigo librero" os odia. Habla de vosotros con desprecio cuando no estáis delante. Os trata como poco mejor que adictos descerebrados (cito textualmente, no me lo invento). Hay casos que no, pero en los 14 años he visto pocos que realmente se preocupen por el cliente (saludos a Ernest y Merçé, a Mónica, a Paco, a Óscar, a José Ramón...) y me he topado con mucho hipócrita.
Lo siento, no me han dicho nada en la distribuidora
Lo que vengo a decir con este sermón es que entre el autor y el público hay muchos, demasiados intermediarios y son ellos quienes pueden hundir un producto mucho antes de que llegue a una estántería.
El mecenazgo tiene desventajas (eres autor, editor y distribuidor, todo en uno), pero por encima de todo elimina de golpe obstáculos que muchos desconocen. No hay que llegar a contratar estanterías en grandes superficies como hacen algunos para asegurar ventas entre el público borreguil que compra por impulso. Tienes a tu alcance la mayor herramienta promocional que jamás ha existido: la Red. Espabila y prepara tu estrategia de venta, conoce tu producto, conoce el público al que va destinado. Espaméales sin tregua, tira de tus contactos en la Red o, si no tienes, preséntate de forma educada a otros blogueros afines. Por encima de todo te aseguras de que la viabilidad de un producto sea directamente proporcional al interés del público y a las medidas que has tomado para anunciar dicho producto. ¿Os creéis que La Puerta de Ishtar, siendo el tremendo producto que es, habría vendido lo mismo fuera de un mecenazgo? ¿O que las excelentes ediciones de conBarba podrían soportar un sistema tradicional de venta?
Ya os lo digo yo. NO.
Y si creéis lo contrario es que no tenéis ni idea de cómo funciona esto.
El mundo editorial está cambiando. Los modelos de edición-distribución se han mantenido bajo un puño de hierro porque hay demasiada gente interesada y no quiere que se sepa que hay otros caminos.
¿Eso quiere decir que siempre hay que tirar de mecenazgo? No, si no os interesa liaros o si realmente las condiciones que os ofrecen son buenas.
Pero el mecenazgo no hunde tiendas. De hecho son cada vez más los que incluyen opciones con descuentos especiales a librerías que apoyen mecenazgos.
"Pero hay que arriesgar..." sigo oyendo por ahí.
Mira, si quieres arriesgar tu dinero, vale. Pero estamos en algo que se llama CRISIS, una crisis que ha barrido de un plumazo más del 40% de puntos de venta especializados en "material friki".Y los bancos no están para extender líneas de crédito porque sí ni los editores tienen líquido suficiente para cubrir el pago de la imprenta (que va a querer por adelantado, todo sea dicho)
Si alguien como Monte Cook quiere pasar de todos los contactos que tiene y dedicarse a sacar juegos bajo mecenazgo porque le permiten mejor control o gana más dinero o porque le da la gana, perfecto.
Pero, por favor, no me vengáis con que los mecenazgos los hace gente con morro, o cierran tiendas, o hay que arriesgar o demás tonterías que leo por ahí. Si no os gusta el modelo de mecenazgo, NO COMPRÉIS EL PRODUCTO y punto.
Bueno, ya lo he dicho. Ahora si me disculpáis vuelvo a mi Proyecto Secreto IV. Ya os aviso que la moderación de comentarios del blog va a seguir la Regla de Oro a rajatabla y al que se pase un pelo lo meto en spam y adiós para siempre. Total, ya habrá más de uno que se habrá ofendido. Pero, ¿os cuento un secreto?
No me importa. Es más, que no os guste lo que os diga no impide que sea verdad.
Saludos a los amigos que se embarcan con proyectos en mecenazgo y a los amigos libreros (ya sabéis quiénes sois).