Hoy es un día muy especial para
International Khiladi y para mí. Tal día como hoy hace 29 años, fuimos a conocer el nuevo centro cívico que había abierto el ayuntamiento de Barcelona. Hacía poco que el ayuntamiento había remodelado la
Casa Golferichs, paralizada durante décadas gracias a los vecinos, que intentaban evitar su derribo por parte de especuladores. Además de destinarla a centro cívico, se había construido un pequeño edificio, que recibió el nombre de L'Annex de Golferichs, que habían destinado a actividades para los más jóvenes.
La Casa Golferichs en todo su esplendor. L'Annex está entrando, al fondo a la izquierda.
En l'Annex de Golferichs había una planta entera dedicada a unos juegos con reglamentos del tamaño de libros enormes y que se jugaban con dados de diversas caras. Como lectores acérrimos de la colección de librojuegos de Dungeons & Dragons de Timun Mas, sospechábamos que esos eran juegos de rol como el que anunciaban en sus páginas. Y había llegado la hora de probar uno. Por suerte, estaban preparando una partida y nos preguntaron si nos apetecía unirnos.
No era un juego cualquiera.
¡Que resuene la fanfarria de John Williams a todo volumen!
La edición a la que jugamos era la traducción francesa de Jeux Descartes ya que, por aquellos años, era relativamente fácil (y mucho más barato) conseguir los juegos de Francia que importarlos de EE.UU. o Reino Unido. La sesión fue breve pero intensa y no podríamos haber tenido mejor entrada a este mundillo. Decir que nos enamoramos de los juegos de rol y del juego de rol de Star Wars en particular se queda corto. Obviamente, nos quedamos con ganas de más.
Pero el Destino nos deparaba una nueva sorpresa. En la mesa contigua estaban preparando otra partida de un juego de rol publicado por la misma editorial francesa.
"Es un juego como de ciencia ficción, pero de humor", nos dijo el árbitro.
Daba igual, nos habríamos apuntado a lo que fuera. No podíamos imaginarnos la partida que nos esperaba...
¿Eres feliz, Ciudadano?
Dar el salto de Star Wars a Paranoia fue como si hubieran hecho estallar la Estrella de la Muerte en nuestro cerebro. ¿Clones? ¿Niveles de Seguridad? ¿El Ordenador? ¿Comunistas? ¿Mutantes? ¿Sociedades secretas? ¿Qué demonios estaba pasando? Tras varias horas de gesticular, gritar "¡Larga vida al Ordenador!" y obedecer órdenes absurdas, creo que salimos de esa partida como si hubiéramos corrido un maratón. ¿Nos gustó el juego? ¡Por supuesto! Creo que no nos habíamos divertido tanto en toda la vida. Meses después nos enteramos de que tanto Star Wars como Paranoia eran obra de Greg Costikyan. Naturalmente, el diseñador pasó a convertirse en uno de nuestros favoritos.
Este primer día se ha quedado grabado en mi mente y creo no equivocarme si digo que a International Khiladi le pasa igual. Al día siguiente, nos compramos nuestros primeros dados y por la tarde volvimos a l'Annex de Golferichs. Allí encontramos a un amigo que hacía tiempo que no veíamos, que nos dijo si queríamos apuntarnos a una aventura de Dungeons & Dragons (el módulo B4-La Ciudad Perdida).
Así empezó todo. Han pasado casi tres décadas y he probado toda clase de juegos. He perdido la cuenta de las partidas que he dirigido. He conocido a un montón de gente y hecho amistades que perduran pasados estos 29 años. Los juegos de rol me gustan tanto o más que el primer día, y dudo que nunca dejen de hacerlo.
Sirvan estas líneas como homenaje al amigo Ernesto de la librería
Landròmina, que era el monitor de la planta de juegos de rol de l'Annex de Golferichs. Gracias a su infinita paciencia, mi hermano y yo conocimos grandísimos juegos. Va por ti, amigo.