Ayer os avancé que hoy habría una entrada sobre el atrezo de la última sesión. Les seguidores del blog sabéis que me encanta usar handouts y props en las partidas que dirijo. Para los módulos que he arbitrado de la nueva edición de Delta Green, ya sean oficiales o de cosecha propia, he creado docenas de handouts para mis jugadores. He modificado e imprimido viejas fotografías; escrito artículos de periódico; preparado órdenes de busca y captura; rellenado fichas policiales; redactado informes psiquiátricos; expedido certificados de defunción... En los 29 años que llevo jugando a rol, he preparado toda clase de documentación para dar una sensación de verosimilitud a mis partidas, pero nunca había hecho nada parecido al diario de Pamela.
Este diario.
La partida de ayer fue la cuarta y última sesión de un módulo que empecé a preparar hace algo más de dos meses y medio. Los PJ's tienen que encontrar a un periodista desaparecido y, en sus pésquisas, descubren que un misterioso asesino en serie que actuó en la década pasada o un imitador del mismo están haciendo un revival por todo lo alto. Y solo tienen 11 días para resolverlo, ya que saben que la noche del solsticio de verano va a ocurrir algo gordo relacionado con un símbolo que no han podido identificar. A medida que avanza su investigación, aparecen fragmentos del pasado (el crimen de la Dalia Negra, un trío de asesinos en serie que estuvo activo en la zona durante los años 60, un millonario y un ex-jefe de policía que se toparon con «Cosas Que No Deben Ser Conocidas» durante su servicio en la guerra de Vietnam). Y los asesinatos empiezan a acumularse, descontrolados, brutales, propios de una bestia inhumana. Una máquina de matar imparable.
Cuando han podido empezar a atar cabos, el asesino ya se había llevado secuestrades a varies rehenes. Pero han descubierto que esa bestia fue una vez un niño humano y que su madre podría ser su cómplice. En su casa, entre docenas de tomos sobre alquimia, magia, ocultismo, historia y religión, los PJs han encontrado el diario de Pamela Greenberg, su madre. En él, se detallan 23 años de la vida de Pamela, marcados todos ellos por el dolor y la pérdida, empezando por la muerte de su esposo.
Planeé la partida con tiempo para que la última sesión coincidiera con la semana de Halloween, pero no pudimos reunirnos, así que jugamos la conclusión ayer, en la que los personajes atan cabos y descubren el diario. Tardé unos dos meses en tener listas las docenas de entradas del diario. Estas entradas reflejan el dolor de una esposa que ha perdido a su marido y, poco después, pierde también a su hijo. Su ira, su deseo de venganza a cualquier precio, su descenso a los abismos de la locura mientras el conocimiento de los Mitos se instala en su mente y jura su servicio eterno a Yog-Sothoth.
Por cierto, Greenberg es el apellido de soltera de Pamela. Su nombre de casada es Pamela... Voorhees.
¿Os he dicho que la ciudad es Crystal Lake, en el estado de Illinois?
El asesino se mueve por las viejas cloacas. A los PJs no les ha hecho nada de gracia.
13 de junio: Un niño humano ha muerto.
El dolor de una madre que jura traerlo de vuelta, cueste lo que cueste.
La cara de los jugadores cuando he puesto el diario encima de la mesa y han empezado a hojear las entradas ha sido todo un poema. Además de la enorme cantidad de entradas, hay fotografías, diagramas, anotaciones, poemas, textos escritos al revés, textos desodenados, referencias ocultistas y a los Mitos, secciones sin sentido o con sentido solo para la autora, monólogos internos, diálogos de Pamela con el supuesto espíritu de su hijo muerto, encuentros con dioses, fórmulas hipergeométricas, rituales fallidos, promesas, amenazas y dolor, todo ello escrito en varios tipos de caligrafía, como si varias personas hubieran sido les autores. Pero por encima de todo lo demás, el diario contiene locura. Mucha locura.
La foto de la boda de Elías y Pamela (en realidad una foto de Henry Fonda y Betsy Palmer).
«No todo lo que viste una piel humana es un homínido como tú».
¿De qué me sonará a mí el nombre de Lemarchand?
Cuando las estrellas sean propicias...
La parte final del ritual está sacada de El extraño caso de Charles Dexter Ward
Última entrada del diario. Alguien ha regresado de entre los muertos...
«Estás muy mal de la cabeza» me dijo
International Khiladi, mientras buscaba pistas en el diario junto a sus compañeros. Una de las más obvias ha sido el mapa de las viejas cloacas de Lakewood, ciudad limítrofe con Crystal Lake. Esa sección se cerró en los años 20 al renovarse por completo el cloacado de la ciudad. Ahora ya sabían cómo Jason y Pamela se movían por Lakewood y Crystal Lake a sus anchas sin ser detectados. Dispuestos a rescatar a las personas capturadas antes de que fueran sacrificadas y a acabar con la criatura, el equipo de Delta Green se ha dirigido a las cloacas. Los PJs estaban armados hasta los dientes, pero sabían que iban a pasarlo mal.
Y vaya si lo han pasado mal.
La señora Voorhees no ha sido ningún problema. La han abatido a distancia y sin avisar, de dos tiros en la cabeza, antes de que se le ocurriera echar mano al arco o a su cuchillo bowie. El personaje que montaba guardia (el PJ militar de José Luis) ha visto moverse algo en el agua de las cloacas y ha abierto fuego con su ametralladora, a lo que ha seguido una escena parecida a la de «¡Cooontactooo!» de
Depredador. Entonces ha salido Jason del agua, machete en mano. Mientras les describía la caótica escena, he sacado la segunda pieza de atrezo, me la he puesto y he conectado
el mp3 con el sonido que indica la presencia del asesino.
Ki ki ki ma ma ma.
Comparada con el diario, hacer la máscara fue bastante fácil (apenas un par de días para terminarla y pintarla). Compré una máscara en forma de calavera en la tienda de «todo a un euro» que hay al lado de mi casa. Recorté los ojos en la zona que me interesaba. Hice una base de cartón para los huecos. Rellené las cuencas de los ojos y los mofletes con servilletas de papel empapadas en cola blanca diluída, y cubrí todo el resto con una capa final de igual manera. Recorté la máscara para que tuviera forma de careta de hockey. Hice los agujeros de la careta con un berbiquí fino y los ensanché con tijeras y cutter. La nariz la construí con papel, cartón y un guante de látex roto, recubierto de papel de servilleta y cola blanca diluída. Luego reparé los desperfectos con trozos de servilleta empapados en cola diluida. Cuando secó, le dí una capa de imprimación blanca en spray, una capa de sombras negra muy fina (que era como un pincel seco a lo bestia), una capa de acrílico barato de un color entre sepia y hueso («blanco antiguo» pone en la etiqueta), una capa de pincel seco negro, otra capa de pincel seco «blanco antiguo» y otra capa de pincel seco negro. Para terminar, pinté las líneas rojas con acrílico y repasé la línea con un rotulador rojo grueso.
El efecto psicológico en los jugadores tras haber visto el diario, haber bromeado al principio del módulo con que «la ciudad se llama Crystal Lake como en Viernes 13» (y yo diciendo muy serio que no, que esa estaba en New Jersey, no en Illinois), de verme dirigir la parte final de esta partida con la careta puesta, sacando pifias consecutivas, con Jason encima suyo y viendo cómo ni con un centenar de tiros ni a granadazos se moría, ha sido impagable. Los PJs han tenido mucha suerte y han sabido mantener la sangre fría en un par de momentos en los que podría haber terminado en un TPK.
Al final, los agentes han sobrevivido, pero no han podido estar seguros al cien por cien que Jason haya sido destruído definitivamente. Lo último que han visto de él ha su cuerpo arrastrado por la corriente mientras se hundía, hasta que su máscara ha desaparecido entre las oscuras aguas de las viejas cloacas.
«¡Ese cabrón está vivo y nos tocará volver a matarlo!» ha sentenciado International Khiladi a modo de horrible profecía.
Todo puede ser, Agentes. Todo puede ser.
Dirigiendo maldades.
Ha sido una carrera contrarreloj para poder terminar a tiempo los dos props pero, visto el resultado que han dado, el esfuerzo ha merecido la pena. Tras esta sesión de homenaje a Greg Stafford, vamos a estar una temporada jugando a otros juegos, tanto nuevos como clásicos. Próxima parada: ¡Night City y Cyberpunk 2020!