sábado, 21 de junio de 2025

36 años jugando a rol

El 21 de junio es una de las fechas más importantes del calendario para International Khiladi y para mí. Hoy hace 36 años, nos acercamos al nuevo centro cívico que el ayuntamiento de Barcelona acababa de abrir en la recién remodelada Casa Golferichs. Durante décadas, les vecines habían pedido el uso como equipamiento del barrio de este edificio modernista para evitar que que se detuviera el proyecto de un grupo especulador que quería derribarlo para construir en su lugar un edificio de viviendas de lujo. El ayuntamiento tomó por fin cartas en el asunto, se hizo con el control de la casa Golferichs, construyó un pequeño edificio colindante (que recibió el nombre de L'Annex de Golferichs) y convirtió los dos edificios en un centro cívico. L'Annex de Golferichs era el espacio destinado a las actividades para les más jóvenes. Ese era nuestro destino.

La Casa Golferichs. La pared de la izquierda pertenece al edificio de L'Annex.


Cada planta de L'Annex de Golferichs estaba dedicada a una actividad diferente: una a videojuegos de consola y ordenador, otra a juegos de mesa clásicos, otra a teatro... Pero había una planta diferente a todas las demás. Tenía una clase de juegos de mesa que, a simple vista, parecían más complejos de lo habitual (diplomáticos, wargames y similares), algunos de ellos en otros idiomas. Y también tenía unos juegos que eran libros enormes y que se jugaban con dados de diversas caras. Como lectores acérrimos de la colección de librojuegos de Dungeons & Dragons de Timun Mas, sospechábamos que estos eran juegos de rol como el que anunciaban en sus páginas. No dudamos ni un momento: había llegado la hora de jugar a un juego de rol. En una de las mesas estaban preparando una partida y, al ver que curioseábamos, nos invitaron a unirnos.

El destino hizo que no se tratase de un juego cualquiera.

¡Que resuene la fanfarria de John Williams a todo volumen!
 
 
La sesión Star Wars fue corta pero muy intensa. No podríamos haber pedido una mejor primera toma de contacto con los juegos de rol. ¡¿Cómo no íbamos a enamorarnos de  los juegos de rol y del juego de rol de Star Wars en particular con semejante entrada en el mundillo?! La edición a la que jugamos fue la traducción francesa publicada por Jeux Descartes. Por aquel entonces, era más fácil (y mucho más barato) conseguir los juegos de rol traídos desde Francia que importarlos de EE.UU. o Reino Unido.

Naturalmente, esa partida nos supo a poco y queríamos más. Eso tuvo muy fácil solución. En la mesa contigua estaba a punto de empezar otra partida y, por suerte, también nos invitaron a jugar. Aceptamos encantados.

«Es un juego como de ciencia ficción, pero también de humor con mucha mala leche», nos dijo el árbitro.
 
Nada nos podría haber preparado para lo que nos esperaba esa tarde...
 
¿Eres feliz, Ciudadano?
 

¿Esclarecedores? ¿Clones? ¿El Complejo Alfa? ¿El Ordenador? ¿Niveles de Seguridad? ¿Comunistas? ¿Mutantes? ¿Sociedades secretas? ¡¿Qué demonios estaba pasando?! Tras varias horas de gesticular, gritar a pleno pulmón «¡Larga vida al Ordenador!» y obedecer órdenes absurdas, salimos de esa partida como si hubiéramos participado en un maratón. ¿Nos gustó el juego? ¡Por supuesto! Creo que no nos habíamos divertido tanto en toda la vida. La versión que jugamos era la traducción francesa de la 1ª edición, también publicada también por Jeux Descartes. International Khiladi me regaló un ejemplar de esta edición hace años, un juego que considero uno de los tesoros de mi colección (podéis ver la reseña aquí). Meses después de estas primeras partidas, supimos que tanto Star Wars como Paranoia eran obra de la misma persona: Greg Costikyan. El diseñador se convirtió en uno de nuestros favoritos.
 
Tenemos grabado en la mente este primer día de tal manera que, incluso 36 años después, International Khiladi y yo todavía hablamos de lo ocurrido como si hubiera sucedido ayer mismo. Al día siguiente, nos compramos nuestros primeros dados de rol (en la desaparecida tienda Billares Soler de la Gran Vía de les Corts Catalanes) y volvimos a L'Annex de Golferichs. Allí encontramos a un amigo que hacía tiempo que no veíamos, que nos dijo si queríamos apuntarnos a una partida de Dungeons & Dragons. La sesión resultó ser el módulo B4-La Ciudad Perdida. Los jugadores de esa partida se convirtieron en nuestro primer grupo de juego regular.

Así empezó todo. Han pasado tres décadas y media. He probado toda clase de juegos. He perdido la cuenta de las partidas que he dirigido. He conocido a un montón de gente y hecho amistades que perduran pasado todo este tiempo. Los juegos de rol me gustan tanto o más que el primer día y nunca dejarán de hacerlo.

Gracias a toda la gente que ha compartido una sesión de rol conmigo durante estos años. Esto no habría sido lo mismo sin vosotres.
 
Mi primer dungeon.

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