Hace mucho tiempo os hablé de Maléfices, un juego de rol de terror publicado en los años 80 por la desaparecida editorial francesa Jeux Descartes. Uno de los puntos fuertes del juego es la sencillez de sus reglas, que apenas ocupan media docena de páginas, que hacen que, por encima de todo, prime una buena historia. En Bestiaire, el «manual de monstruos» de Maléfices, esa idea se ha desarrollado hasta el máximo.
Presentado en formato revista de 110 páginas con lomo encolado, Maléfices Bestiaire deja bien claro desde el principio que no se trata de otro catálogo de bichos a los que exterminar para quedarse el tesoro. La idea de los autores era imitar la forma de los bestiarios clásicos medievales, en los que el mundo natural y el racional se mezclaba con la religión, las leyendas y lo sobrenatural. Para poner al lector en antecedentes, se da un rápido vistazo a los autores medievales más importantes en lo que al panorama literario francés se refiere y sus principales contribuciones.
El bestiario en sí agrupa a las criaturas en varios bloques: los animales comunes en tierra (en los que se incluyen los pájaros), las criaturas propiamente feéricas, los animales comunes acuáticos y las criaturas más importantes del mundo sobrenatural. Dentro del grupo de animales «comunes» se incluyen los animales fantásticos que, tradicionalmente, se había creído que eran reales y se les solía poner en estos apartados en los bestiarios medievales.
Cada animal está descrito de forma muy diferente al clásico manual de monstruos. Para empezar, no se dan las estadísticas de ningún animal ni criatura. En su lugar se describe con detalle cada criatura y se explican las leyendas y creencias populares al respecto de la misma. En casos contados, hay ejemplos de hechicería relacionados con un animal o bestia. Si alguno de vosotros ha jugado a Maléfices, sabrá que rara vez es posible una confrontación física en condiciones con lo irracional, así que ningún árbitro debería echar en falta esa ficha detallada. Por el contrario, el bestiario se convierte en una herramienta excepcional para que el árbitro pueda desarrollar sus partidas.
La parte final del libro corresponde a las criaturas sobrenaturales que más fascinaron a los franceses durante finales del s.XIX y principios del XX. En estas páginas encontramos hombres lobo, vampiros, el monstruo del Lago Ness o la temida Bestia de Gévaudan (¿os acordáis de El Pacto de los Lobos?). Estas criaturas reciben un análisis mucho más exhaustivo que las demás y son un excelente material para realizar campañas. Cierra el libro un corto apartado con reglas adicionales sobre el uso de la magia.
25 años después de su publicación, este Bestiaire sigue demostrando su valor excepcional tanto para Maléfices como para cualquier juego de terror.
Alguien tendría que reeditar Malefices, es un grandísimo juego :3
ResponderEliminarAh! Las ganas no faltan... De los juegos en los que mejor me lo he pasado como master.
ResponderEliminarLa editorial Jeux Descartes tiene algo que ver con la cadena de tiendas homónima que existe actualmente en Francia?
ResponderEliminarSí, las tiendas eran propiedad de la editorial.
Eliminaren 2007 se hizo una tercera edición, no?
ResponderEliminarSí, en formato libro de tapa dura. Llegaron a salir dos módulos y la pantalla que incluía también la baraja del Destino. Por desgracia, todo el material está agotado y descatalogado, pero todavía se puede descargar de forma legal la primera edición, tal y como indico en la reseña que hice en su día: http://playitagainsamrpg.blogspot.com.es/2009/10/el-baul-de-los-recuerdos-malefices.html
EliminarHace dos días me llegó la caja de la Primera Edición, que compré tirada de precio a un gamer francés. QEs una pena que cuando esto se publicaba yo aún no había entrado en el mundillo, porque es uno de los mejores productos que he visto jamás: Elegante, bien ambientado, de mecánica sencilla y fluida... Una joya, vamos.
ResponderEliminar"Allons enfants de Maléfices/
le jour de gloire est arrivé..."
Pues has tenido muchísima suerte porque son muy difíciles de encontrar. Mi edición la compró en París un amigo hace más de 15 años...
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