Hacía ya tiempo que tenía ganas de comprarme el Descent: Viaje a las tinieblas. El motivo principal era sin duda alguna la similitud con Heroquest, uno de los grandes clásicos de Games Workshop que tantas horas de diversión nos brindó hace muchos años. Así pues, International Khiladi, JL y yo hemos pasado la tarde destroquelando el juego y familiarizándonos con las reglas y el sistema. Entre una cosa y otra han sido casi cuatro horas y, aunque no hemos podido jugar ninguna partida (el hambre ha podido con nosotros y hemos acabado en el chino de al lado de casa), sí han quedado claras varios aspectos del juego.
El diseño principal no difiere del Heroquest (o más bien del Advanced Heroquest): un grupo de heroes que exploran mazmorras mientras realizan misiones. Uno de los jugadores asume el papel del Señor Supremo, el representante de las Fuerzas del Mal que intentará acabar por todos los medios con los héroes y controlará los monstruos del lugar. Sin embargo, los personajes pueden en mitad de una sesión interactuar minimamente con la ciudad más cercana para reabastecerse o, a diferencia del Heroquest), resucitar a los camaradas caídos para volver a la refriega.
La mecánica es sencilla y muy similar a Doom, publicado también por Fantasy Flight: los éxitos de las acciones vienen determinados por unos dados especiales en función de la clase de personaje y acción, con la posibilidad de potenciar los efectos de las mismas según cada personaje.
Hay 20 personajes para escoger, lo que da a los jugadores combinaciones para revisitar un buen numero de veces las partidas presentadas. Además, la dificultad varía en función del número de jugadores, aunque como siempre cuanto mayor sean los participantes más interesante es el reto.
En breve subiremos un análisis más serio pero, de momento, quede decir que el juego tiene muy buena pinta tanto para jugadores curtidos como para novatos que jamás han jugado a nada por el estilo.
El diseño principal no difiere del Heroquest (o más bien del Advanced Heroquest): un grupo de heroes que exploran mazmorras mientras realizan misiones. Uno de los jugadores asume el papel del Señor Supremo, el representante de las Fuerzas del Mal que intentará acabar por todos los medios con los héroes y controlará los monstruos del lugar. Sin embargo, los personajes pueden en mitad de una sesión interactuar minimamente con la ciudad más cercana para reabastecerse o, a diferencia del Heroquest), resucitar a los camaradas caídos para volver a la refriega.
La mecánica es sencilla y muy similar a Doom, publicado también por Fantasy Flight: los éxitos de las acciones vienen determinados por unos dados especiales en función de la clase de personaje y acción, con la posibilidad de potenciar los efectos de las mismas según cada personaje.
Hay 20 personajes para escoger, lo que da a los jugadores combinaciones para revisitar un buen numero de veces las partidas presentadas. Además, la dificultad varía en función del número de jugadores, aunque como siempre cuanto mayor sean los participantes más interesante es el reto.
En breve subiremos un análisis más serio pero, de momento, quede decir que el juego tiene muy buena pinta tanto para jugadores curtidos como para novatos que jamás han jugado a nada por el estilo.
Reglas sencillas y bien explicadas
Hmmm. La bebida está demasiado cerca de las fichas de cartón...
¿Todos esos dados hay que usar?
International Khiladi cree que hay demasiados bichos con niveles de jefe
JL ha encontrado un posible bug en las reglas de Miedo
Las reglas de invocación de monstruos bien usadas pueden diezmar un grupo
¡Y jamás quedamos bien en las fotos! Pero bueno, lo que nos hemos llegado a reir recordando viejos tiempos. Ahora sólo queda probarlo. Coged los Bolter... ay no, que no es en éste...
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